Sin título atingente
En la respuesta a un gesto violento se halla el secreto del descenso, la burla de las cámaras negras la búsqueda de un pedazo menos de soledad, mientras cada augurio es un recordatorio de que no se anda a gatas sino que se repta y cada esquina es un refugio para dejar de mirar la obscenidad de la derrota que nos besa como el piso en las mejillas después de la caída.