Escritura del simulacro.

Si tuviera que definir mi escritura en una frase (por suerte no tengo que hacerlo) diría que es una escritura del simulacro. No es de verdad. Tal vez una escritura-mímica. En el lanzamiento de un libro de poesía al que asistí hace poco (sigo esperando que algún día se lance físicamente el libro hacia el público, cual Enrique Iglesias con su gaviota, pero me decepciono cada vez), se habló del verso y del simulacro de verso. Que la poesía de la poeta antologada estaba hecha de verdaderos versos, mientras que hoy en día reina el simulacro de verso, la prosa tijereteada y quién sabe qué más. Por supuesto hay razón en esas palabras, pero no creo que el simulacro tenga que ser necesariamente malo. Creo que toma valor cuando es consciente. De Material Ligero es un simulacro de métrica, un simulacro y casi una parodia de orden y claridad. El libro anterior, Cuaderno de Movimiento, es más bien una mímica; ahí me apropio de la forma de varios poetas que amo, tal vez ocasionalmente de su fondo. Todo lo que he escrito en los últimos 3 años, y que espero permanezca inédito un buen tiempo más, se basa en esa poética del simulacro. No es de verdad. Es poesía de mentira.

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