Instantánea I

Instantánea I




Esquina superior derecha con claros indicios de ser atravesada por un cable eléctrico dentado y pelado por el paso inclemente del tiempo lo que lo hace inminentemente peligroso y altamente lascivo. Bajo el anteriormente mencionado cable pelado y dentado aparece la figura de la abuela dibujada bajo el dintel de la puerta que conduce al pasillo principal de la casa que parece ser el marco interno y misterioso del cuadro al que hace referencia con ojos inclinados y brazos extendidos el infante de unos seis o siete años que acapara la totalidad de la imagen y que parece darle el contorno perfecto al encuadre con las puntas de sus dedos. La presencia carente y ausente del pater familias o parte familias está desdibujada completamente por la presencia sempiterna de los contornos difusos de la mater familias que se agacha y esconde tras el jarrón oblicuo y cuadrado; cuadrado como sólo un jarrón puede serlo o como sólo un bebé de cabezas gachas y cuerpos atolondrados puede serlo claramente con la idea fija en la cabeza de mamar de la teta lo más pronto posible y que lo saquen luego de esta posición incómoda y estúpida en la que lo han puesto la vanidad de sus padres y el oprobio chochero de las abuelas sentadas sobre los sillones de lana de oveja o de abeja según el infante de brazos extendidos y dedos estirados que parece acariciar el encuadre como lo haría cualquier hijo de vecino si hubiera llegado a la hora para ponerse a la pose, porque resulta que se lo invitó pero no llegó quien sabe por qué razon el cabro chico se mandó cambiar y no aparece, pero lo que si aparece es el gato cómodamente sentado junto a la estufa a carbón que parece que de un momento a otro se va a abrir y va a dejar salir al cancerbero encerrado que todas las estufas llevan dentro para custiodar las manos intrusas que se aventuran en la torridez de la cámara de combustión. La otra mascota que vendría siendo digamos el perro se nota que no ha comido bien en los últimos días, seguramente debido a un cólico provocado por la eterna verborrea de la nana que viene saliendo de la cocina con un paño en la mano, como si estuviera secándose luego de lavar toda la loza del día anterior que seguramente fue domingo y que por eso se acumuló en grandes rumas cochinas que empiezan a oler mal y a desarrollar habitantes, pero de los cuales no hablaremos porque no aparecen en el encuadre que sigue dibujando y acariciando el imberbe. Finalmente se podría agregar una mención sobre el color asepiado que recorre la casa en donde se encuentran y que indiscretamente se filtra hacia el ojo del desocupado espectador que sin nada mejor que hacer a la hora de visitas se dedica a mirar con el interés que sólo puede provocar una aburridísima espera durante la cual se pasea por el living mirando los libros solemnes que adornan las paredes en donde se leen títulos innecesarios y pomposos para una casa donde está de más decir que ya nadie los lee y el que los compró que debe haber sido el abuelo ya se murió hace rato así que para que vamos a tener mugre en el living pero no hay caso los libros se quedan porque el abuelo los compró y no hay más que discutir, aunque nadie los lee salvo el visitante que los hojea invadido por el aburrimiento que le acarrea la espera de la hija de la casa que era la que no hemos mencionado y que aparece tendida cual maja vestida o mejor desnuda en la alfombra bajo los pies del parte familias o pater familias y la mater familias la mira como diciendo en su interior si la hubiera criado mejor capaz que ahora no estaría con guagua y estaría con un cartón, como si el cartón valiera más que la guagua que es un ser humano pero bueno que se le va a pedir si ha estado con el parte familias como treinta años y a estas alturas qué se le va a hacer hay que aguantar poner el hombro para que no se venga abajo la casa nomás y no se acabe la pila que mantiene andando apenitas a los retratados y que los une bajo una única oportunidad de estar juntos con la excusa de una foto de familia que sigue mirando el pololo de la niña aburrido en el living junto a los adornos que les regalaron los suegros a los parte familias del pater familias y la mater familias y que lee los lomos de los libros de botánica que ya nadie va a leer ni por si acaso por lo menos los cuadros alguien los mira por fuerza y para eso fueron hechos, pero los cuadros de la casa son típicos y más bien feuchos así que no queda más que quedarse con el encuadre por última vez acariciado y sostenido por el niño sonriente ahora al pie de la foto.

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